Tipos de cobertura para tartas

Diez tipos de glaseado para tartas

Crema de mantequilla, crema de queso, fondant: cómo saber cuál se adapta mejor a tu tarta. Para hacer una tarta hay que tomar muchas decisiones: el sabor, el relleno, los ingredientes y, lo más importante, el glaseado. El glaseado no sólo contribuye al aspecto de la tarta, sino que es lo primero que se saborea al degustar un trozo de tarta. Tanto si se dedica a la repostería como a la compra, le resultará útil conocer las opciones de glaseado que existen a la hora de decidir qué tarta quiere hacer (o comer) a continuación. Hemos destacado los tipos de glaseado más populares para ayudarle a empezar.

La crema de mantequilla es el tipo de glaseado más popular, sobre todo por sus pocos ingredientes y su fácil aplicación. La crema de mantequilla clásica requiere batir la mantequilla con el azúcar glas hasta obtener una consistencia de glaseado. No es posible batir demasiado este tipo de glaseado, por lo que cuanto más tiempo se bate más esponjoso queda. La buttercream no es tan flexible como el fondant, aunque puede utilizarse para las mismas aplicaciones. El glaseado de buttercream es el más popular para los cupcakes, aunque es importante tener en cuenta que no todo el buttercream se hace igual. Si quieres decorar una tarta con flores de buttercream, por ejemplo, lo mejor es que reduzcas la cantidad de mantequilla a la mitad y la sustituyas por manteca vegetal sólida, para que el glaseado sea lo bastante firme como para mantener la forma de la flor. Mientras tanto, si alguna vez ves glaseado para tartas de buttercream de color muy blanco, eso suele significar que no se ha utilizado mantequilla en absoluto. Para hacer el glaseado de buttercream blanco, tendrás que usar una mezcla de azúcar en polvo y vainilla mezclada con manteca recta para mantenerlo unido. La mantequilla da al glaseado un tono amarillo, mientras que la manteca recta puede dejar una película grasienta en la boca. Dependiendo de cómo quieras utilizar la crema de mantequilla, de su sabor y de su aspecto, las variaciones son infinitas.

7 tipos de glaseado

Nada transforma un pastel o una magdalena de bueno a celestial como un glaseado ligero y cremoso. Pero con tantos tipos diferentes de glaseados y glaseados que se pueden hacer, no es fácil decidir cuál es el mejor para cubrir tus delicias.

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Si tenemos en cuenta los muchos tipos de glaseados que existen para tartas, cupcakes y otros productos horneados, podemos dividirlos en seis grandes categorías: glaseado de nata, glaseado cocido, glaseado de nata montada, glaseado real, ganaches y glaseados.

La crema de mantequilla es, con diferencia, el tipo de glaseado más común y se elabora combinando un tipo de grasa (normalmente mantequilla, aunque no siempre) con azúcar. La crema de mantequilla a veces utiliza huevos para darle una consistencia suave y aireada, y las posibilidades de añadir sabor y color son casi infinitas. Existen al menos cinco tipos distintos de buttercream frosting, aunque puede resultar confuso porque uno o dos de ellos reciben varios nombres:

El glaseado de siete minutos es el clásico glaseado cocido y se elabora calentando azúcar, agua y sirope de maíz hasta que hierven, para luego verter este sirope hirviendo en un bol de merengue de picos duros con la batidora en marcha. El truco está en añadir el líquido caliente lentamente, apuntando al lateral del bol en lugar de directamente al merengue.

Tipo de glaseado para tartas que se seca formando una capa exterior dura

Hay pocas cosas en el mundo que combinen mejor que la tarta y el glaseado. Hoy en día, pensamos que una tarta de boda o de cumpleaños elaboradamente decorada es el status quo de una tarta como Dios manda, pero en realidad, añadir un glaseado o glaseado dulce a una tarta es un concepto relativamente nuevo. The Sugar Corner señala que el glaseado no apareció en la repostería hasta el siglo XVII. En aquella época, el «glaseado» se hacía con azúcar y claras de huevo, que se hervían juntas y se vertían sobre el pastel. Una vez horneado el pastel con este glaseado, el glaseado aparecía como una capa brillante. En el siglo XIX, al aumentar la disponibilidad de ingredientes como el azúcar y los aromatizantes, el glaseado se convirtió en una herramienta de los pasteleros para embellecer los pasteles y darles una textura más rica.

En la actualidad, existen cientos de formas diferentes de preparar el glaseado, cada una de las cuales tiene una textura, una preparación y una finalidad únicas en el arsenal de un pastelero. También hay que tener en cuenta que el glaseado es mucho más espeso y cremoso que el glaseado, que suele hacerse combinando azúcar en polvo y un líquido. Independientemente de si elige glaseado o glaseado para adornar sus tartas caseras y alimentos horneados, debe conocer las principales diferencias entre los distintos tipos de glaseado. He aquí algunos de los tipos que puede encontrar en las panaderías y en los libros de recetas de cocina casera.

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Cobertura de un pastel figgerits

La receta básica de glaseado o glaseado contiene mantequilla, azúcar y un líquido como agua o leche. Para el glaseado se añade más líquido. A menudo se añaden aromas como extractos, ralladura o zumo de frutas y chocolate. El azúcar es el ingrediente más importante en todos los tipos de glaseados, ya que aporta dulzor, sabor, volumen y estructura. Para obtener un sabor más intenso, se utiliza mantequilla sin sal de clase A en lugar de margarina o manteca, pero los glaseados elaborados con manteca se conservan mejor en ambientes más cálidos. Por razones de seguridad, los glaseados que contengan huevos crudos deben calentarse a determinadas temperaturas para eliminar las bacterias. Las claras de huevo deben montarse con utensilios que no contengan aceite. Cualquier resto de aceite en los utensilios o en el bol impedirá que las claras monten a punto de nieve.

SARAH DICE: Si vas a colorear el relleno, el glaseado, etc., hazlo con moderación. Yo recomiendo usar colorantes alimentarios en gel porque son mucho más sutiles que los de pasta y permiten un mayor margen de error. Mezcla el color unos tonos más claros de lo que quieres porque al secarse, el color se oscurecerá al reposar, especialmente durante la noche. Mezcla siempre más cantidad de cada uno de los colores de la que creas que vas a necesitar. Es casi imposible volver a mezclar el color exacto si necesita más.